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El virus del papiloma humano (VPH) es una infección común de transmisión sexual que puede contagiarse mediante el contacto íntimo piel a piel, así como a través del sexo vaginal, anal y oral. Cualquier persona sexualmente activa puede contraer el VPH. Una infección por VPH no suele presentar signos ni síntomas visibles, por lo que puede transmitirse incluso cuando la persona infectada es asintomática. Hay más de 200 tipos de VPH, de los cuales 12 son categorizados de alto riesgo siendo el VPH 16 y el VPH 18 los principales responsables de la mayoría de los casos de cáncer relacionados con este virus.
A nivel global, se estima que el VPH es responsable del 5% de todos los tumores humanos. El VPH es responsable de aproximadamente el 100% de los casos de cáncer de cuello de útero, el 30% de los casos de cáncer de orofaringe, aproximadamente el 78% de los casos de cáncer de vagina, el 25% de los casos de cáncer de vulva, aproximadamente el 100% de los casos de cáncer escamoso anal y aproximadamente el 53% de los casos de cáncer de pene.
En mujeres, existen pruebas de cribado de cáncer de cérvix para detectar precozmente cualquier alteración en el cuello uterino, antes de que pueda progresar a cáncer.
Existen dos pruebas que pueden detectar el VPH:
La prueba de Papanicolaou, que busca cambios en las células del cuello uterino
La prueba del VPH, que busca el virus del papiloma humano que puede causar estos cambios celulares